Encontrados 876 resultados para: Ciudad

  • La ciudad se llenó de alegría. (Hechos 8, 8)

  • Hacía tiempo que venía practicando la magia en la ciudad un tal Simón, que tenía asombrada a la gente de Samaría, diciendo que él era algo grande. (Hechos 8, 9)

  • Levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer". (Hechos 9, 6)

  • pero Saulo se enteró de este complot. Custodiaban las puertas de la ciudad día y noche con intención de asesinarlo, (Hechos 9, 24)

  • Al día siguiente, mientras ellos caminaban y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar hacia el mediodía. (Hechos 10, 9)

  • "Estaba yo en la ciudad de Jafa orando, cuando tuve en éxtasis una visión: un objeto descendía a modo de un gran lienzo, colgado por las cuatro puntas desde el cielo, y llegó hasta mí. (Hechos 11, 5)

  • Pasaron la primera y segunda guardia, y llegaron a la puerta de hierro que da a la ciudad, la cual se les abrió por sí sola. Salieron y avanzaron por una calle; y de repente el ángel lo dejó. (Hechos 12, 10)

  • El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió a escuchar la palabra de Dios. (Hechos 13, 44)

  • Pero los judíos soliviantaron a las mujeres religiosas y nobles y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los echaron de su territorio. (Hechos 13, 50)

  • La población de la ciudad se dividió. Unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. (Hechos 14, 4)

  • El sacerdote de Júpiter, que estaba a la entrada de la ciudad, llevó toros adornados con guirnaldas ante las puertas, y, en unión de la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio. (Hechos 14, 13)

  • Llegaron de Antioquía e Iconio unos judíos que se ganaron a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto. (Hechos 14, 19)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina