Encontrados 55 resultados para: Cuyo

  • Por mi vida -dice el rey-, cuyo nombre es el Señor todopoderoso, que como el Tabor entre los montes, como el Carmelo que domina el mar, alguien ha de venir. (Jeremías 46, 18)

  • El devastador de Moab avanza contra sus ciudadelas; la flor de su juventud va a bajar al matadero, dice el rey, cuyo nombre es "el Señor omnipotente". (Jeremías 48, 15)

  • Yo emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, sátrapas y héroes, y dormirán un sueño eterno para no despertar -dice el rey-, cuyo nombre es "El Señor omnipotente". (Jeremías 51, 57)

  • Abre los ojos y mira, que no son los muertos en el abismo, aquellos cuyo espíritu fue separado de sus entrañas, los que celebran tu gloria y tu justicia, (Baruc 2, 17)

  • Les pasa lo mismo que a las vigas del templo, cuyo interior, como dicen, está carcomido por la polilla. A los gusanos que suben del suelo y los devoran a ellos y sus vestidos no los sienten. (Baruc 6, 19)

  • En el medio aparecía la figura de cuatro seres, cuyo aspecto era el siguiente: presentaban forma humana, (Ezequiel 1, 5)

  • Pero a aquellos cuyo corazón va tras los ídolos y todas sus horribles prácticas, yo haré recaer su conducta sobre su cabeza", dice el Señor Dios. (Ezequiel 11, 21)

  • Vivo yo, dice el Señor Dios, que en el país del rey que le había dado el trono, cuyo juramento ha despreciado y cuyo pacto ha roto, allí, en Babilonia, morirá. (Ezequiel 17, 16)

  • con cinto en las caderas, amplios turbantes en sus cabezas, con aspecto de grandes señores todos ellos; eran retratos de babilonios, cuyo país de origen es Caldea. (Ezequiel 23, 15)

  • Junto al río crecerán, a una y otra margen, toda clase de árboles frutales, cuyo follaje no se marchitará y cuyo fruto no se agotará nunca. Todos los meses darán frutos nuevos, porque sus aguas manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina. (Ezequiel 47, 12)

  • cuyo follaje era hermoso y abundantes los frutos, suficientes para alimentar a todos, bajo el cual se cobijaban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban los pájaros del cielo, (Daniel 4, 18)

  • "Transcurrido aquel tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y la razón volvió a mí; entonces bendije al altísimo, alabando y glorificando al que vive eternamente, a aquel cuyo reino es un reino eterno, cuyo imperio perdura de generación en generación. (Daniel 4, 31)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina