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  • Yo caí a sus pies para adorarle, pero él me dijo: "No lo hagas; yo soy un siervo como tú y tus hermanos, que dan el testimonio de Jesús. Adora a Dios" (dar testimonio de Jesús es tener espíritu de profecía). (Apocalipsis 19, 10)

  • Sus ojos son como una llama de fuego; sobre su cabeza tiene muchas diademas; tiene un nombre escrito, que él solo conoce; (Apocalipsis 19, 12)

  • está vestido con un manto teñido de sangre, y su nombre es la palabra de Dios. (Apocalipsis 19, 13)

  • Y los ejércitos celestes lo acompañan sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio. (Apocalipsis 19, 14)

  • De su boca sale una espada afilada para herir a las naciones; él las regirá con vara de hierro; él pisa el lagar del vino de la ardiente ira del Dios todopoderoso. (Apocalipsis 19, 15)

  • Lleva sobre el manto y sobre su muslo un nombre escrito: "Rey de reyes y Señor de señores". (Apocalipsis 19, 16)

  • Después vi un ángel puesto de pie en el sol, que gritó con voz potente a todas las aves que volaban en el cielo: "Venid y reuníos para el gran banquete de Dios, (Apocalipsis 19, 17)

  • para que comáis la carne de los reyes, la carne de los generales, la carne de los valerosos, la carne de los caballos y de sus jinetes, la carne de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes". (Apocalipsis 19, 18)

  • Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que estaba montado en el caballo y contra su ejército. (Apocalipsis 19, 19)

  • Pero la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta, que con sus prodigios ante la otra bestia había seducido a los que llevaban la marca de la bestia y habían adorado su estatua. Y fueron arrojadas vivas las dos a un estanque de fuego, de azufre ardiente. (Apocalipsis 19, 20)

  • Los demás fueron matados con la espada que salía de la boca del que estaba montado en el caballo; y todas las aves se saciaron de sus carnes. (Apocalipsis 19, 21)

  • Vi un ángel que bajaba del cielo; tenía en la mano la llave del abismo y una gran cadena. (Apocalipsis 20, 1)


“Temos muita facilidade para pedir, mas não para agradecer”. São Padre Pio de Pietrelcina