Encontrados 193 resultados para: Doce

  • La pila descansaba sobre doce toros, tres de ellos vueltos al norte, tres al sur, tres al este y tres al oeste; y todas sus partes traseras quedaban hacia dentro. (II Crónicas 4, 4)

  • la pila y los doce toros que la sostenían, (II Crónicas 4, 15)

  • y doce leones a ambos lados de las gradas. Nunca se había hecho cosa semejante en reino alguno. (II Crónicas 9, 19)

  • El número total de los jefes de familias, hombres valerosos, era de doce mil seiscientos. (II Crónicas 26, 12)

  • Manasés tenía doce años cuando subió al trono, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. (II Crónicas 33, 1)

  • El año octavo de su reinado, siendo joven todavía, comenzó a buscar al Dios de su padre David, y en el año doce se puso a limpiar a Judá y a Jerusalén de las colinas, de las imágenes de Aserá, de los ídolos y de las estatuas. (II Crónicas 34, 3)

  • de Pajat Moab, es decir, de Josué y Joab, dos mil ochocientos doce; (Esdras 2, 6)

  • de Yorá, ciento doce; (Esdras 2, 18)

  • Ofrecieron para la dedicación de este templo de Dios cien novillos, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y, como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel. (Esdras 6, 17)

  • Escogí a doce jefes de los sacerdotes, a Serebías y Jasabías, y a diez de sus hermanos; (Esdras 8, 24)

  • Por fin partimos del río Ahavá hacia Jerusalén el día doce del primer mes; nuestro Dios nos protegió durante el viaje, y nos libró de toda violencia de enemigos y saqueadores. (Esdras 8, 31)

  • Los repatriados ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos por el pecado: todo en holocausto al Señor. (Esdras 8, 35)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina