Encontrados 475 resultados para: Espíritu

  • ¿de cuánto mayor castigo pensáis vosotros que será digno quien haya pisoteado al Hijo de Dios y haya tratado como cosa profana la sangre de la alianza por la cual fue santificado, y haya ultrajado el Espíritu de la gracia? (Hebreos 10, 29)

  • Pero si tenéis en vuestros corazones envidia amarga y espíritu de contradicción, no presumáis ni mintáis contra la verdad. (Santiago 3, 14)

  • pues donde hay envidia y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda clase de obras malas. (Santiago 3, 16)

  • ¿O pensáis que en vano dice la Escritura: El Espíritu de Dios, que habita en nosotros, ama hasta con celos? (Santiago 4, 5)

  • elegidos por designio de Dios Padre para ser santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre os deseo la gracia y la paz en abundancia (I Pedro 1, 2)

  • El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les dio a conocer de antemano lo que Cristo tenía que sufrir y la gloria que iba a alcanzar Ellos se esforzaron por investigar cuándo y cómo se iba a realizar eso, (I Pedro 1, 11)

  • y Dios les hizo saber que lo que ellos anunciaban no era para ellos sino para vosotros esto es lo que ahora os anuncian los que predican el evangelio con el poder del Espíritu Santo enviado del cielo esto es lo que los mismos ángeles están deseando contemplar. (I Pedro 1, 12)

  • Queridos hermanos, como a gente de paso en tierra extraña, os exhorto a que os abstengáis de las pasiones carnales, que hacen la guerra al espíritu. (I Pedro 2, 11)

  • Para esto se anunció el evangelio a los muertos, para que los encadenados en la carne por los hombres vivan según Dios en el espíritu. (I Pedro 4, 6)

  • Dichosos vosotros, si sois ultrajados en nombre de Cristo, pues el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios alienta en vosotros. (I Pedro 4, 14)

  • pues los profetas nunca hablaron por su propia cuenta, sino que hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo. (II Pedro 1, 21)

  • El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Por esto conocemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado. (I Juan 3, 24)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina