Encontrados 225 resultados para: Filisteos

  • Ellos se dejaron ver de la guarnición de los filisteos, y éstos se dijeron: "Los hebreos salen de las cuevas donde se habían escondido". (I Samuel 14, 11)

  • Jonatán, trepando con pies y manos, subió seguido de su escudero. Los filisteos caían ante Jonatán, y su escudero los remataba. (I Samuel 14, 13)

  • Mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el tumulto iba creciendo en el campamento de los filisteos. Saúl dijo al sacerdote: "Retira tu mano". (I Samuel 14, 19)

  • Los hebreos que estaban antes con los filisteos y habían subido con ellos al campamento se volvieron también para ponerse al lado de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. (I Samuel 14, 21)

  • Y todos los israelitas que se habían escondido en la montaña de Efraín, al oír que los filisteos habían huido, se pusieron también a perseguirlos. (I Samuel 14, 22)

  • Seguro que si el pueblo hubiese comido hoy del botín que encontró entre sus enemigos, la derrota de los filisteos hubiese sido mayor". (I Samuel 14, 30)

  • Aquel día derrotaron a los filisteos desde Micmás hasta Ayalón, pero el pueblo estaba desfallecido. (I Samuel 14, 31)

  • Después dijo Saúl: "Bajemos esta noche a perseguir y a saquear a los filisteos hasta despuntar el alba sin dejar a uno vivo". Le respondieron: "Haz lo que quieras". Pero el sacerdote dijo: "Antes, consultemos a Dios". (I Samuel 14, 36)

  • Saúl consultó a Dios: "¿Debo bajar contra los filisteos? ¿Los pondrás en manos de Israel?". Pero aquel día no le respondió. (I Samuel 14, 37)

  • Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos regresaron a su país. (I Samuel 14, 46)

  • Una vez que Saúl tomó posesión del reino de Israel, hizo la guerra a todos sus enemigos de alrededor: Moab, los amonitas, Edón, el rey de Sobá y los filisteos. Y siempre salía victorioso. (I Samuel 14, 47)

  • Durante toda la vida de Saúl hubo una guerra encarnizada contra los filisteos. Saúl se hacía con todos los hombres fuertes y valientes que veía. (I Samuel 14, 52)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina