Encontrados 78 resultados para: Harina

  • Cuando le quitó el pecho, lo llevó consigo al templo del Señor en Silo. Llevó también tres novillos, media fanega de harina y un odre de vino. (I Samuel 1, 24)

  • La mujer tenía en casa un ternero gordo; lo mató, tomó harina, amasó y coció panes sin levadura. (I Samuel 28, 24)

  • Tamar fue a casa de su hermano Amnón. Él estaba acostado. Ella tomó harina, la amasó, preparó las tortas delante de él y las frió. (II Samuel 13, 8)

  • trajeron camas, mantas, copas y vasos de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, (II Samuel 17, 28)

  • La provisión diaria de Salomón era: trece mil quinientos kilos de flor de harina y veintisiete mil de harina corriente; (I Reyes 5, 2)

  • Ella entonces replicó: "¡Vive el Señor, tu Dios!, que no tengo una sola torta; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estaba recogiendo esta leña para prepararlo para mí y mi hijo, comérnoslo y luego morir". (I Reyes 17, 12)

  • Porque esto dice el Señor, Dios de Israel: No se vaciará la tinaja de harina, ni la orza del aceite disminuirá hasta el día en que el Señor haga caer la lluvia sobre la faz de la tierra". (I Reyes 17, 14)

  • La tinaja de harina no se vació, ni disminuyó la orza del aceite, según la promesa que el Señor había hecho por medio de Elías. (I Reyes 17, 16)

  • Él ordenó: "Traedme harina". La echó en la olla, y añadió: "Sírveles ahora". Y en la olla no se encontró ya nada malo. (II Reyes 4, 41)

  • Entonces Eliseo dijo: "Escuchad la palabra del Señor. Esto dice el Señor: Mañana a estas horas, a la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina se conseguirán por una moneda de plata, y treinta kilos de cebada también por una moneda". (II Reyes 7, 1)

  • Entonces salió el pueblo y saqueó el campamento de los sirios. Quince kilos de flor de harina, treinta de cebada se llegaron a dar por una moneda de plata, como había dicho el Señor. (II Reyes 7, 16)

  • En efecto, el hombre de Dios dijo al rey: "Mañana, a estas horas, en la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina o treinta de cebada valdrán una moneda de plata"; (II Reyes 7, 18)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina