Encontrados 70 resultados para: Iglesia

  • Ahora me alegro de sufrir por vosotros, y por mi parte completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia, (Colosenses 1, 24)

  • Saludad a los hermanos de Laodicea, a Ninfa y a la iglesia que se reúne en su casa. (Colosenses 4, 15)

  • Cuando vosotros hayáis leído esta carta, procurad que también sea leída en la iglesia de Laodicea, y la de Laodicea leedla también vosotros. (Colosenses 4, 16)

  • Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor. (I Tesalonicenses 1, 1)

  • Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios, nuestro Padre, y en Jesucristo, el Señor. (II Tesalonicenses 1, 1)

  • a mí, que fui antes un blasfemo y violento perseguidor de la Iglesia. Pero tuvo misericordia conmigo, porque, careciendo de fe, obré por ignorancia; (I Timoteo 1, 13)

  • porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios? (I Timoteo 3, 5)

  • por si tardo, para que sepas cómo has de conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad. (I Timoteo 3, 15)

  • No descuides el carisma que has recibido y que se te confirió en virtud del Espíritu, cuando te impusieron las manos los presbíteros de la Iglesia. (I Timoteo 4, 14)

  • Si alguna mujer tiene viudas en su familia, que procure socorrerlas y no cargue con ellas a la Iglesia, con el fin de que ésta pueda atender a las verdaderamente viudas. (I Timoteo 5, 16)

  • a la hermana Apia, a Arquipo, nuestro compañero de fatigas, y a la Iglesia que se reúne en su casa: (Filemon 1, 2)

  • ¿Está enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia para que recen por él y lo unjan con aceite en nombre del Señor. (Santiago 5, 14)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina