Encontrados 158 resultados para: Incienso Sagrado

  • Levitas: Josué, Binuy, Cadmiel, Serebías, Judá, Matanías, el cual dirigía con sus hermanos el canto sagrado, (Nehemías 12, 8)

  • había puesto a disposición de éste un local grande en el que antes se depositaban las ofrendas, el incienso, los utensilios, los diezmos del grano, del vino y del aceite, es decir, lo que les correspondía a los levitas, a los cantores y a los porteros y la porción debida a los sacerdotes. (Nehemías 13, 5)

  • luego mandé purificar el local e hice reintegrar allí los utensilios del templo de Dios, las ofrendas y el incienso. (Nehemías 13, 9)

  • Cuando entres en la habitación matrimonial, toma un trozo del hígado y del corazón del pez y échalos en el brasero del incienso. Dará olor y, en cuanto huela, el demonio huirá para no volver más. (Tobías 6, 17)

  • Tobías recordó entonces las palabras de Rafael. Sacó de su talega el hígado y el corazón del pez y los echó en el brasero del incienso. (Tobías 8, 2)

  • Judit se postró con el rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza y dejó al descubierto el áspero sayal que llevaba. Era precisamente la hora en que se ofrecía en Jerusalén el incienso de la tarde en el templo de Dios, cuando clamó al Señor así: (Judit 9, 1)

  • tributad al Señor la gloria de su nombre, adorad al Señor con esplendor sagrado. (Salmos 29, 2)

  • Salmo de Asaf Oh, Dios, los paganos han invadido tu heredad, han profanado tu sagrado templo, han hecho de Jerusalén un montón de ruinas; (Salmos 79, 1)

  • que mi oración sea como incienso en tu presencia, y mis manos alzadas, la ofrenda de la tarde. (Salmos 141, 2)

  • En las puertas de las casas y en las plazas ofrecían incienso; (I Macabeos 1, 55)

  • Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro, que iluminaron el interior del templo. (I Macabeos 4, 50)

  • Los sacerdotes las sacaron para mostrarlas, y él entró con unos pocos en lo sagrado del templo. (II Macabeos 1, 15)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina