Encontrados 63 resultados para: Jericó

  • de Jericó: trescientos cuarenta y cinco; (Nehemías 7, 36)

  • Así que dieron la voz de alarma a los montes de Samaría, Coná, Bejorón, Belmain, Jericó, Joba, Ajsora y al valle de Salén. (Judit 4, 4)

  • Báquides volvió a Jerusalén y se puso a construir plazas fuertes en Judea, las fortalezas de Jericó, Emaús, Bejorón, Betel, Tamnata, Faratón y Tefón, con altas murallas y puertas con cerrojos, (I Macabeos 9, 50)

  • Tolomeo, hijo de Abubos, era el jefe de la región de Jericó. Tenía mucha plata y oro, (I Macabeos 16, 11)

  • Simón inspeccionaba las ciudades de Judea para enterarse si la administración era justa. El undécimo mes, el de sabat, del año 177 llegó a Jericó con sus dos hijos, Matatías y Judas. (I Macabeos 16, 14)

  • Pero Judas y sus soldados, en el nombre del gran Señor del universo, que en tiempo de Josué, sin arietes ni máquinas de guerra había derribado las murallas de Jericó, se lanzaron feroces contra la muralla. (II Macabeos 12, 15)

  • Crecí como palmera en Engadí, cual brote de rosa en Jericó; como magnífico olivo en la llanura, crecí como el plátano. (Eclesiástico 24, 14)

  • Pero las tropas de los caldeos salieron en su persecución y alcanzaron a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo prendieron y lo llevaron a Ribla, en el país de Jamot, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual le anunció sus decisiones. (Jeremías 39, 5)

  • Pero el ejército de los caldeos salió en persecución del rey, y dieron alcance a Sedecías en la llanura de Jericó; todos sus hombres lo abandonaron y se dispersaron. (Jeremías 52, 8)

  • Al salir de Jericó, los siguió mucha gente. (Mateo 20, 29)

  • Fueron a Jericó. Y al salir de Jericó con sus discípulos y mucha gente, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. (Marcos 10, 46)

  • Jesús respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó entre ladrones, que le robaron todo lo que llevaba, le hirieron gravemente y se fueron dejándolo medio muerto. (Lucas 10, 30)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina