Encontrados 185 resultados para: Mandamientos

  • Con toda tu alma vigílate a ti mismo, porque esto es guardar los mandamientos. (Eclesiástico 32, 22)

  • El que guarda la ley multiplica las ofrendas, el que observa los mandamientos ofrece sacrificios de reconciliación. (Eclesiástico 35, 1)

  • No te presentes con las manos vacías ante el Señor, pues todas las cosas se deben hacer cumpliendo los mandamientos. (Eclesiástico 35, 4)

  • Por sus palabras hizo cesar los prodigios, lo glorificó ante los reyes, le dio mandamientos para su pueblo y le hizo ver toda su gloria. (Eclesiástico 45, 3)

  • Le confió sus preceptos y le dio poder para decidir sobre la ley y el derecho, para enseñar a Jacob sus mandamientos e instruir a Israel en su ley. (Eclesiástico 45, 17)

  • ¡Oh, si hubieras obedecido a mis mandamientos! Tu paz sería como un río y tu justicia como las olas del mar. (Isaías 48, 18)

  • Pero nosotros no hemos escuchado su voz siguiendo los mandamientos que nos había puesto delante. (Baruc 2, 10)

  • nosotros hemos pecado, hemos procedido con crímenes y con injusticias, Señor Dios nuestro, contra todos tus mandamientos. (Baruc 2, 12)

  • Ella es el libro de los mandamientos de Dios, la ley que permanece eternamente. Todos los que la guardan alcanzarán la vida, mas los que la abandonan morirán. (Baruc 4, 1)

  • no conocieron sus preceptos, no caminaron en los mandamientos de Dios, ni siguieron las sendas de la educación conforme a su justicia. (Baruc 4, 13)

  • Pero ella se ha rebelado contra mis leyes con más perversidad que estas naciones, y contra mis decretos más que los países que la circundan, pues han desechado mis leyes y no han procedido según mis mandamientos. (Ezequiel 5, 6)

  • Por eso esto dice el Señor Dios: Vosotros sois más rebeldes que las naciones que os rodean, no habéis practicado mis mandamientos, no habéis cumplido mis órdenes, ni siquiera habéis obrado conforme a las costumbres de las naciones que os rodean. (Ezequiel 5, 7)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina