Encontrados 736 resultados para: Manos

  • ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Quitaría de en medio a Abimelec y le diría: Refuerza tu ejército y sal a la batalla". (Jueces 9, 29)

  • La ira del Señor se encendió contra ellos y los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas. (Jueces 10, 7)

  • El Señor, Dios de Israel, entregó a Sijón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó; e Israel se apoderó de todo el país de los amorreos que vivían en aquella región, (Jueces 11, 21)

  • Jefté hizo este voto al Señor: "Si pones en mis manos a los amonitas, (Jueces 11, 30)

  • Jefté marchó contra los amonitas y el Señor los entregó en sus manos. (Jueces 11, 32)

  • Los israelitas volvieron a hacer lo que desagrada al Señor, y el Señor los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. (Jueces 13, 1)

  • El espíritu del Señor se apoderó de Sansón y, con sólo las manos, desgarró al león como se desgarra un cabrito. Pero no contó a sus padres lo que había hecho. (Jueces 14, 6)

  • Entonces le dijeron: "Hemos venido para atarte y entregarte en manos de los filisteos". Sansón respondió: "Juradme que no me mataréis". (Jueces 15, 12)

  • Ellos le dijeron: "No, nosotros solamente queremos atarte y entregarte en sus manos, pero no te mataremos". Lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la roca. (Jueces 15, 13)

  • Devorado por la sed, clamó al Señor: "Tú me has dado esta gran victoria, ¿y ahora me voy a morir de sed y a caer en manos de esos incircuncisos?". (Jueces 15, 18)

  • Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón, su dios, y celebrar su triunfo; y decían: "Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo". (Jueces 16, 23)

  • El pueblo, al verlo, alababa a su dios, gritando: "Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo, que asolaba nuestros campos y mató a tantos de los nuestros". (Jueces 16, 24)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina