Encontrados 666 resultados para: Mujer

  • Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo preferido, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". (Juan 19, 26)

  • Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". Contestó: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto". (Juan 20, 13)

  • Jesús le dijo: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: "Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo iré a recogerlo". (Juan 20, 15)

  • Un tal Ananías, de acuerdo con Safira, su mujer, vendió una propiedad (Hechos 5, 1)

  • y se quedó con parte del precio, sabiéndolo su mujer; llevó el resto y lo puso a los pies de los apóstoles. (Hechos 5, 2)

  • Unas tres horas más tarde llegó su mujer sin saber lo ocurrido. (Hechos 5, 7)

  • Una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, fiel a Dios, nos estaba escuchando. El Señor abrió su corazón para que aceptase las cosas que Pablo decía. (Hechos 16, 14)

  • Algunos, sin embargo, se unieron a él y creyeron; entre ellos se encontraba Dionisio Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros. (Hechos 17, 34)

  • Allí encontró a un judío llamado Áquila, oriundo del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos. (Hechos 18, 2)

  • Unos días después vino Félix con Drusila, su mujer, que era judía, llamó a Pablo y le escuchó acerca de la fe en Cristo Jesús. (Hechos 24, 24)

  • Por otra, también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se entregaron a la homosexualidad, hombres con hombres, cometiendo acciones vergonzosas y recibiendo en su propio cuerpo el castigo merecido por su extravío. (Romanos 1, 27)

  • La mujer casada está atada por la ley al marido mientras éste vive; pero si muere el marido, queda desligada de la ley del matrimonio. (Romanos 7, 2)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina