Encontrados 165 resultados para: Pablo

  • Y es que habían visto antes a Trófimo de Éfeso con él en la ciudad, y pensaron que Pablo lo había metido en el templo. (Hechos 21, 29)

  • Toda la ciudad se alborotó y la gente acudió en masa. Prendieron a Pablo, lo arrastraron fuera del templo y cerraron rápidamente las puertas. (Hechos 21, 30)

  • sin perder un instante, fue corriendo con soldados y oficiales. Ellos, al ver al comandante y a los soldados, dejaron de sacudir a Pablo. (Hechos 21, 32)

  • El comandante llegó, agarró a Pablo y mandó sujetarlo con cadenas; luego preguntó quién era y qué había hecho. (Hechos 21, 33)

  • Cuando llegaron a las escaleras, los soldados tuvieron que llevar en volandas a Pablo, debido a la violencia de la gente. (Hechos 21, 35)

  • Cuando estaban para meterlo en la fortaleza, Pablo dijo al comandante: "¿Puedo decirte una cosa?". Y él dijo: "¿Sabes griego? (Hechos 21, 37)

  • Pablo dijo: "Yo soy judío, ciudadano de Tarso, una ciudad no desconocida de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo". (Hechos 21, 39)

  • El comandante se lo permitió. Pablo, puesto en pie sobre las escaleras, hizo ademán al pueblo con la mano, y se hizo un gran silencio. Entonces habló en lengua hebrea: (Hechos 21, 40)

  • Pero cuando le iban a sujetar con correas, Pablo dijo al oficial allí presente: "¿Está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberlo juzgado antes?". (Hechos 22, 25)

  • El comandante fue y le dijo: "Dime, ¿eres romano?". Pablo contestó: "Sí". (Hechos 22, 27)

  • El comandante dijo: "Yo he conseguido este derecho de ciudadanía mediante una importante suma". Pablo replicó: "Pues yo lo tengo de nacimiento". (Hechos 22, 28)

  • Al día siguiente, queriendo saber con certeza de qué lo acusaban los judíos, lo desató y mandó que se reunieran los sumos sacerdotes y el tribunal supremo. Después bajó a Pablo y lo hizo comparecer ante ellos. (Hechos 22, 30)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina