Encontrados 143 resultados para: Paso

  • y como ninguna ciudad había hecho las paces con los israelitas, a excepción de los heveos, que vivían en Gabaón, a todas las pasó por las armas. (Josué 11, 19)

  • Los huesos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en la parte del campo que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén, y que pasó a ser propiedad de los hijos de José. (Josué 24, 32)

  • Mientras ellos esperaban, Ehud huyó, pasó el lugar llamado "Los Ídolos" y se puso a salvo en Seirá. (Jueces 3, 26)

  • El espíritu del Señor vino sobre Jefté, que recorrió Galaad y Manasés, pasó a Mispá de Galaad, y de allí al territorio de los amonitas. (Jueces 11, 29)

  • El quinto día se levantó de madrugada para irse, pero el padre de la joven le dijo: "Come algo antes de salir para recobrar las fuerzas". Y así se les pasó el tiempo, hasta declinar el día, comiendo los dos juntos. (Jueces 19, 8)

  • Booz subió a la puerta de la ciudad y se sentó. Cuando pasó el citado pariente le dijo: "Oye, ven acá y siéntate". Se acercó y se sentó. (Rut 4, 1)

  • Les pasó revista en Bézec. Eran trescientos mil de Israel y treinta mil de Judá. (I Samuel 11, 8)

  • Samuel se levantó y se fue de Guilgal para seguir su camino. El resto del pueblo le siguió al encuentro del enemigo, y llegaron desde Guilgal a Guibeá de Benjamín. Saúl pasó revista al ejército que le seguía; eran como unos seiscientos hombres. (I Samuel 13, 15)

  • Una guarnición de filisteos salió hacia el paso de Micmás. (I Samuel 13, 23)

  • Saúl convocó al pueblo y le pasó revista en Telán: doscientos mil de infantería y diez mil hombres de Judá. (I Samuel 15, 4)

  • Capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y a todo el pueblo lo pasó a espada. (I Samuel 15, 8)

  • David replicó: "Tu padre sabe muy bien que yo soy tu amigo y se dice: Que no lo sepa Jonatán para que no se entristezca. Pero, por la vida del Señor y por tu vida, que estoy a un paso de la muerte". (I Samuel 20, 3)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina