Encontrados 2118 resultados para: Reino de Israel

  • Dios, según sus promesas, de la descendencia de éste ha suscitado para Israel un salvador, Jesús. (Hechos 13, 23)

  • Antes de su venida, Juan había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión. (Hechos 13, 24)

  • animando a los discípulos, exhortándolos a permanecer en la fe y diciéndoles que tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. (Hechos 14, 22)

  • Pablo entró después en la sinagoga, donde habló con absoluta libertad durante tres meses, discutiendo y esforzándose por convencerlos acerca del reino de Dios. (Hechos 19, 8)

  • Yo sé que todos vosotros, entre los que he pasado predicando el reino, no me volveréis a ver. (Hechos 20, 25)

  • Éste es el motivo de haberos llamado para veros y conversar con vosotros, pues por la esperanza de Israel estoy cargado de cadenas". (Hechos 28, 20)

  • Señalaron un día, y fueron a su alojamiento en mayor número. Desde la mañana hasta la tarde les anunció el reino de Dios, dando testimonio y esforzándose por convencerlos de quién era Jesús, apoyándose en la ley de Moisés y en los profetas. (Hechos 28, 23)

  • predicando el reino de Dios y enseñando las cosas referentes al Señor Jesucristo con toda libertad y sin obstáculo alguno. (Hechos 28, 31)

  • sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre aquellos que no habían cometido un delito como el de Adán, que es figura del que había de venir. (Romanos 5, 14)

  • Si la muerte reinó como consecuencia del delito de uno solo, con más razón reinarán en la vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que han recibido tan abundantemente la gracia y el don de la justicia. (Romanos 5, 17)

  • Y no es que las promesas de Dios no se hayan cumplido, porque no todos los descendientes de Israel son Israel; (Romanos 9, 6)

  • Isaías clama sobre Israel: Aunque el número de los israelitas fuera como la arena del mar, sólo un resto se salvará; (Romanos 9, 27)


“Os corações fortes e generosos não se lamentam, a não ser por grandes motivos e,ainda assim,não permitem que tais motivos penetrem fundo no seu íntimo.(P.e Pio) São Padre Pio de Pietrelcina