Encontrados 339 resultados para: Saúl es engañado

  • ¿No es éste aquel David del cual se cantaba danzando: Saúl mató mil y David diez mil?". (I Samuel 29, 5)

  • Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus hijos y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. (I Samuel 31, 2)

  • El peso de la batalla cayó sobre Saúl. Los arqueros lo alcanzaron, y fue malherido por ellos. (I Samuel 31, 3)

  • Entonces Saúl dijo a su escudero: "Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí". Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces Saúl agarró su espada y se echó sobre ella. (I Samuel 31, 4)

  • Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, se echó él también sobre su espada y murió con él. (I Samuel 31, 5)

  • Y así murieron juntos el mismo día Saúl, sus tres hijos y su escudero. (I Samuel 31, 6)

  • Cuando los israelitas del otro lado del valle y de la Transjordania vieron que los israelitas habían huido y que Saúl y sus tres hijos habían muerto, abandonaron también ellos sus ciudades y se dieron a la fuga. Los filisteos vinieron y se establecieron en ellas. (I Samuel 31, 7)

  • Al día siguiente, los filisteos fueron a despojar a los caídos y encontraron a Saúl y a sus tres hijos en el monte Gelboé. (I Samuel 31, 8)

  • Cuando los habitantes de Yabés de Galaad supieron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, (I Samuel 31, 11)

  • todos los valientes se pusieron en marcha, caminaron toda la noche y quitaron el cadáver de Saúl y de sus hijos de la muralla de Betsán, los llevaron a Yabés y allí los quemaron. (I Samuel 31, 12)

  • Después de la muerte de Saúl, David, que había vuelto a derrotar a los amalecitas, estuvo dos días en Sicelag. (II Samuel 1, 1)

  • Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl, con los vestidos desgarrados y la cabeza cubierta de polvo. Cuando llegó donde estaba David, se postró rostro en tierra. (II Samuel 1, 2)


“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina