Encontrados 1210 resultados para: Saúl intenta matar a David

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Indícanos, por favor, dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • Saúl respondió: "¿No soy yo de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel, y mi familia no es la más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín? ¿Por qué me dices esto?". (I Samuel 9, 21)

  • Samuel llevó consigo a Saúl y a su mozo, los introdujo en la sala y les dio el primer puesto entre los invitados, que eran treinta personas. (I Samuel 9, 22)

  • El cocinero tomó un pernil y el rabo y se lo sirvió a Saúl. Samuel le dijo: "Ahí tienes la porción reservada; come, porque ella fue reservada para este momento cuando convoqué al pueblo". Y aquel día Saúl comió con Samuel. (I Samuel 9, 24)

  • Después bajaron a la ciudad, prepararon una cama para Saúl en la terraza y se acostó. (I Samuel 9, 25)

  • Al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl y le dijo: "Levántate y sigue tu camino". Saúl se levantó y salieron los dos fuera. (I Samuel 9, 26)

  • Cuando bajaron a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: "Di al mozo que se adelante, pero tú párate, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho". (I Samuel 9, 27)

  • Cuando Saúl dio la vuelta y se alejó de Samuel, Dios le dio un corazón nuevo, y le sucedieron todas estas señales aquel mismo día. (I Samuel 10, 9)

  • Cuando llegaron a Guibeá se encontraron con un grupo de profetas; el espíritu del Señor se apoderó de Saúl, y profetizó como ellos. (I Samuel 10, 10)

  • Todos los que lo conocían de antes y lo veían profetizando con los profetas, se decían unos a otros: "¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl anda entre los profetas?". (I Samuel 10, 11)

  • Uno de ellos dijo: "¿Y quién es su padre?". Por eso quedó como proverbio: "También Saúl anda entre los profetas". (I Samuel 10, 12)

  • Saúl respondió: "Nos dijo que las asnas habían sido encontradas". Pero no le contó lo que le había dicho sobre el asunto del reino. (I Samuel 10, 16)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina