Encontrados 210 resultados para: Sacrificios

  • Aquel día se ofrecieron muchos sacrificios entre la alegría general, pues Dios les había dado un motivo de gran alegría. También las mujeres y los niños se regocijaron, de modo que la alegría de Jerusalén se oía desde lejos. (Nehemías 12, 43)

  • Cuando yo era joven y me encontraba en la tierra de Israel, toda la tribu de nuestro padre Neftalí se había separado de la dinastía de David y de Jerusalén, ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios, pues allí se había construido y consagrado para siempre el templo, morada de Dios. (Tobías 1, 4)

  • Todas las tribus que habían apostatado, incluida la de nuestro padre Neftalí, ofrecían sacrificios al becerro de oro que había levantado Jeroboán, rey de Israel, en Dan, sobre todos los montes de Galilea. (Tobías 1, 5)

  • Poca cosa son los sacrificios de olor agradable y es menos que nada la grasa de los holocaustos, pero es grande sobremanera el que te teme. (Judit 16, 16)

  • Ofreced sacrificios de justicia y tened confianza en el Señor. (Salmos 4, 6)

  • Los que corren tras ellos aumentan sus desgracias. Yo jamás tendré parte en sus cruentos sacrificios, mis labios no pronunciarán jamás su nombre. (Salmos 16, 4)

  • así mi cabeza dominará a los enemigos que me cercan, en su tienda podré ofrecer sacrificios entre aclamaciones, cantando y ensalzando al Señor. (Salmos 27, 6)

  • Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, no pides holocaustos ni sacrificios por el pecado; en cambio, me has abierto el oído, (Salmos 40, 7)

  • Entonces aceptarás los sacrificios justos -holocaustos y ofrendas perfectas-, entonces se ofrecerán novillos en tu altar. (Salmos 51, 21)

  • Te ofreceré sacrificios de todo corazón y ensalzaré tu nombre, Señor, porque eres bueno, (Salmos 54, 8)

  • Se hicieron luego esclavos de Baal Fegor, comieron los sacrificios de los muertos; (Salmos 106, 28)

  • ofrezcan sacrificios de alabanza y pregonen sus obras con cantos de alegría. (Salmos 107, 22)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina