Encontrados 32 resultados para: Sano

  • y puedo volver sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios (Génesis 28, 21)

  • Jacob, de vuelta de la llanura de Padán Arán, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en tierra de Canaán, y acampó delante de ella. (Génesis 33, 18)

  • Todo el pueblo volvió sano y salvo junto a Josué, en Maqueda. Nadie se atrevió a hacer nada contra los israelitas. (Josué 10, 21)

  • Y les dio tal paliza que no les dejó hueso sano. Después se fue a vivir a la roca de Etán. (Jueces 15, 8)

  • que el Señor castigue a Jonatán. Si mi padre ha decidido tu muerte, te lo haré saber confidencialmente y te dejaré marchar. Tú podrás ir sano y salvo, y que el Señor esté contigo como estuvo con mi padre. (I Samuel 20, 13)

  • y diles: Ésta es la orden del rey: Meted a este hombre en la cárcel y tenedlo a pan y agua, y poco de cada cosa, hasta que yo vuelva sano y salvo". (I Reyes 22, 27)

  • Miqueas repuso: "Si vuelves sano y salvo, el Señor no ha hablado por mi boca". (I Reyes 22, 28)

  • y decidles: Ésta es la orden del rey: Meted a este hombre en la cárcel y tenedlo a pan y agua y poco de cada cosa hasta que yo vuelva sano y salvo". (II Crónicas 18, 26)

  • Miqueas respondió: "si vuelves sano y salvo, el Señor no ha hablado por mi boca". (II Crónicas 18, 27)

  • Josafat, rey de Judá, regresó sano y salvo a su casa, a Jerusalén. (II Crónicas 19, 1)

  • Tobit exclamó: "¡Dios te conserve sano y salvo, hermano! No te molestes si he querido conocer la verdad acerca de tu familia. Eres de nuestros hermanos, de buena y noble alcurnia. Conozco a Ananías y a Natán, los dos hijos del gran Semayas. Íbamos juntos a Jerusalén, juntos rezábamos allí, y nunca se han descarriado. Tus hermanos son buenos, tu familia es noble. ¡Bienvenido seas!". Y (Tobías 5, 14)

  • Le respondió: "Deja esos pensamientos, mujer. Sano y salvo ha marchado nuestro hijo, y sano y salvo volverá, y entonces tus ojos podrán verlo con buena salud. (Tobías 5, 21)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina