Encontrados 322 resultados para: Santo

  • Ananías partió inmediatamente y entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: "Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció en el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". (Hechos 9, 17)

  • La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría; se consolidaba y progresaba en la fidelidad al Señor, y se extendía alentada por el Espíritu Santo. (Hechos 9, 31)

  • Pedro seguía pensando en la visión; el Espíritu Santo le dijo: "Ahí te buscan tres hombres; (Hechos 10, 19)

  • Ellos dijeron: "El centurión Cornelio, varón justo y temeroso de Dios, que goza de la reputación de todos los judíos, ha recibido aviso de un santo ángel para que te mande llamar y vayas a su casa y oír lo que tengas que decirle". (Hechos 10, 22)

  • cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y llenó de poder a Jesús de Nazaret, el cual pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con él. (Hechos 10, 38)

  • Todavía estaba hablando Pedro, cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. (Hechos 10, 44)

  • Todos los fieles circuncisos que habían venido con Pedro se extrañaban de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los paganos, (Hechos 10, 45)

  • Pedro dijo entonces: "¿Se puede negar el agua del bautismo a éstos, que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?". (Hechos 10, 47)

  • Y al comenzar yo a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, como al principio sobre nosotros. (Hechos 11, 15)

  • Recordé estas palabras del Señor: Juan bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo. (Hechos 11, 16)

  • porque era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud se unió al Señor. (Hechos 11, 24)

  • Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: "Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado". (Hechos 13, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina