Encontrados 48 resultados para: Vacas

  • Saúl respondió: "Han sido traídos de Amalec, porque el pueblo ha perdonado lo mejor de las ovejas y de las vacas para ofrecerlo en sacrificio al Señor, tu Dios; lo demás lo hemos destruido". (I Samuel 15, 15)

  • Pero el pueblo se quedó con el botín, ovejas y vacas, lo mejor de lo consagrado al exterminio, para ofrecerlo en sacrificio al Señor en Guilgal". (I Samuel 15, 21)

  • El rico tenía ovejas y vacas en gran cantidad. (II Samuel 12, 2)

  • Ragüel le entregó a Sara, su mujer, y la mitad de sus bienes: criados y criadas, vacas y ovejas, asnos y camellos, vestidos, dinero y utensilios; (Tobías 10, 10)

  • Ahí están a tu entera disposición nuestras fincas, nuestro territorio y nuestros campos, nuestras ovejas y nuestras vacas y los apriscos de nuestros ganados. Haz con ellos lo que quieras. (Judit 3, 3)

  • Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en mi casa; tuve también mucho ganado, vacas y ovejas, en mayor número que todos los que me precedieron en Jerusalén. (Eclesiastés 2, 7)

  • El Sarón se hará una dehesa de rebaños y el valle de Acor un pastizal de vacas para un pueblo que me habrá buscado. (Isaías 65, 10)

  • Ella devorará tu cosecha y tu pan, devorará a tus hijos y a tus hijas, devorará tus carneros y tus vacas, devorará tus viñas y tus higos, arrasará tus ciudades fuertes en las que tanta confianza pones. (Jeremías 5, 17)

  • Con sus ovejas y sus vacas van en busca del Señor, mas no lo encuentran: se aparta de ellos. (Oseas 5, 6)

  • ¡Cómo gime el ganado, cómo vagan sin rumbo los rebaños de vacas porque no tienen pastos! Hasta los rebaños de ovejas perecen. (Joel 1, 18)

  • Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que vivís en la montaña de Samaría; las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros maridos: "Traed y bebamos". (Amós 4, 1)

  • Pues la higuera no volverá a echar brotes, ni habrá más frutos en las viñas; los campos no darán nada que comer, faltará la oveja en el aprisco y en los establos no habrá vacas. (Habacuc 3, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina