Encontrados 66 resultados para: abandonado

  • Pero ahora, oh Dios nuestro, ¿qué podemos decir? Después de tantos favores hemos abandonado tus mandamientos, (Esdras 9, 10)

  • Por eso reprendí a los dirigentes y les dije: "¿Por qué ha sido abandonado el templo de Dios?". Después los reuní de nuevo y los restablecí en sus funciones; (Nehemías 13, 11)

  • Hemos desobedecido tus mandatos, y tú nos has abandonado al pillaje, a la esclavitud, a la muerte, y nos has hecho la fábula, la risa y el oprobio en las naciones paganas en que nos has dispersado. (Tobías 3, 4)

  • Mis parientes y deudos me han abandonado, me han olvidado las gentes de mi casa; (Job 19, 14)

  • Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, no acudes a salvarme; (Salmos 22, 2)

  • Mi padre y mi madre me han abandonado, y el Señor me ha recogido. (Salmos 27, 10)

  • Fui joven y ya soy viejo; y nunca vi al justo abandonado ni a sus hijos pidiendo limosna. (Salmos 37, 25)

  • por poco no me han extirpado de la tierra, pero yo no he abandonado tus preceptos; (Salmos 119, 87)

  • De momento harás bien mandándome tropas, porque mis soldados me han abandonado". (I Macabeos 11, 43)

  • Sabía las calamidades que le esperaban al haberlo abandonado su ejército. (I Macabeos 15, 12)

  • Por esto, también el templo ha participado de las desgracias del pueblo, así como después estuvo asociado a sus beneficios; y aunque fuera abandonado a la ira del omnipotente, fue exaltado de nuevo gloriosamente en la reconciliación del gran Dios. (II Macabeos 5, 20)

  • Antíoco sospechaba que lo despreciaba, y pensó que también lo recriminaba. Pero, con todo, al más joven, que quedaba todavía, no solamente le exhortaba con palabras, sino que le prometía con juramento enriquecerlo de una vez y hacerle el más feliz, y, una vez que hubiera renegado de su religión y abandonado las leyes patrias, tenerle como amigo, proveerle de todo lo necesario y darle un cargo de gobierno. (II Macabeos 7, 24)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina