Encontrados 66 resultados para: atención

  • y mandó por medio del profeta Natán que le pusieran de sobrenombre Yedidías, en atención del Señor. (II Samuel 12, 25)

  • Sin embargo, en atención a tu padre David, no lo haré en tus días; se lo quitaré a tu hijo; (I Reyes 11, 12)

  • pero no le quitaré el reino entero; le dejaré una tribu, en atención a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí". (I Reyes 11, 13)

  • Le quedará una tribu en atención a David, mi siervo, y Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel. (I Reyes 11, 32)

  • Sin embargo, no le quitaré el reino de su propia mano, sino que le mantendré en él todos los días de su vida, en atención a mi siervo David, a quien elegí y que guardó mis preceptos y mis leyes. (I Reyes 11, 34)

  • Sin embargo, en atención a David, el Señor, su Dios, le concedió una lámpara en Jerusalén, suscitando a su hijo después de él y manteniendo en pie a Jerusalén, (I Reyes 15, 4)

  • Eliseo dijo: "Vive el Señor todopoderoso, a quien adoro, que si no fuese en atención a Josafat, rey de Judá, no te haría caso ni te miraría. (II Reyes 3, 14)

  • Sin embargo, el Señor no quiso exterminar a Judá, en atención a David, su siervo, conforme a la promesa que le había hecho de conservarle para siempre una lámpara para sus hijos. (II Reyes 8, 19)

  • pero el Señor tuvo compasión de ellos y, en atención a su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob, no quiso destruirlos, y hasta el presente no los ha echado de su presencia. (II Reyes 13, 23)

  • Yo protegeré a esta ciudad para salvarla en atención a mí mismo y a David, mi siervo". (II Reyes 19, 34)

  • Añadiré a tus días quince años, te libraré a ti y a esta ciudad de las manos del rey de Asiria y protegeré a esta ciudad en atención a mí mismo y a mi siervo David". (II Reyes 20, 6)

  • dijo: "Atención, habitantes de Judá y de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat. Esto os dice el Señor: No temáis ni os asustéis ante esta ingente multitud, porque la batalla no es cosa vuestra, sino de Dios. (II Crónicas 20, 15)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina