Encontrados 301 resultados para: batalla de Jonatán

  • Un día, Jonatán, hijo de Saúl, dijo a su escudero: "Ven, pasemos hasta la guarnición de los filisteos, que está al otro lado". Pero no dijo nada a su padre. (I Samuel 14, 1)

  • Ajías, hijo de Ajitub, hermano de Icabod, hijo de Fineés, hijo de Elí, sacerdote del Señor en Silo, llevaba el efod. La gente no sabía que Jonatán se había ido. (I Samuel 14, 3)

  • Jonatán intentaba llegar hasta la guarnición de los filisteos; tenía que pasar por entre dos peñascos llamados Boses y Sené, (I Samuel 14, 4)

  • Jonatán dijo a su escudero: "Vamos, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos. Quién sabe lo que el Señor hará por nosotros, porque nada impide al Señor dar la victoria con muchos o pocos". (I Samuel 14, 6)

  • Jonatán replicó: "Vamos a pasar hasta esos hombres y dejarnos ver de ellos. (I Samuel 14, 8)

  • Y las gentes de la guarnición, dirigiéndose a Jonatán y a su escudero, les dijeron: "Subid aquí, porque tenemos que contaros una cosa". Entonces Jonatán dijo a su escudero: "Sube detrás de mí, porque el Señor los ha entregado en manos de Israel". (I Samuel 14, 12)

  • Jonatán, trepando con pies y manos, subió seguido de su escudero. Los filisteos caían ante Jonatán, y su escudero los remataba. (I Samuel 14, 13)

  • Esta primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue como de unos veinte hombres en el espacio de una media yugada. (I Samuel 14, 14)

  • Saúl dijo al pueblo que estaba con él: "Pasad revista y ved quién falta de los nuestros". Pasaron revista y vieron que faltaban Jonatán y su escudero. (I Samuel 14, 17)

  • Los hebreos que estaban antes con los filisteos y habían subido con ellos al campamento se volvieron también para ponerse al lado de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. (I Samuel 14, 21)

  • Así el Señor salvó aquel día a Israel. La batalla se extendió hasta Bejorón. (I Samuel 14, 23)

  • Pero Jonatán no había oído el juramento que su padre hizo prestar al pueblo; y, alargando la punta del bastón que tenía en la mano, lo metió en un panal de miel, se lo llevó a la boca y sus ojos se iluminaron. (I Samuel 14, 27)


“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina