Encontrados 16 resultados para: bebida

  • "Cuando tengáis que entrar en la tienda de la reunión, no beberéis vino o bebida embriagante ni tú ni tus hijos, y no moriréis. Es ley perpetua para vuestras generaciones, (Levítico 10, 9)

  • Cualquier alimento preparado con el agua que había dentro quedará impuro; igualmente toda bebida tomada en tales recipientes quedará impura. (Levítico 11, 34)

  • Allí adquirirás con ello lo que quieras: bueyes, ovejas, vino y otra bebida fermentada; en una palabra, lo que quieras; lo comerás allí en presencia del Señor, tu Dios, y te regocijarás tú y tu familia. (Deuteronomio 14, 26)

  • Respondió: "No los mates. A los que has hecho prisioneros con tu espada y tu arco puedes matarlos; pero a éstos sírveles comida y bebida, para que coman y beban y se vuelvan adonde su señor". (II Reyes 6, 22)

  • En vez de pan como ceniza, y mezclo mi bebida con mis lágrimas. (Salmos 102, 10)

  • Pues el necio necedades habla, y su corazón medita iniquidad para cometer perversidades y hablar mal del Señor, para dejar vacío el vientre del hambriento y privar al sediento de bebida. (Isaías 32, 6)

  • Cuando tengan calor, les serviré bebida; los emborracharé hasta que se aturdan y caigan en sueño eterno para no despertar jamás -dice el Señor-. (Jeremías 51, 39)

  • Sin embargo, éste dijo a Daniel: "Temo que el rey, mi señor, que ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, os encuentre más flacos que los jóvenes de vuestra edad, y así seáis la causa de que el rey me condene a muerte". (Daniel 1, 10)

  • "Haz una prueba con tus siervos durante diez días. Que nos den legumbres por comida y agua por bebida; (Daniel 1, 12)

  • Su madre se ha prostituido, se ha deshonrado la que los dio a luz. Ella decía: "Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida". (Oseas 2, 7)

  • Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. (Juan 6, 55)

  • porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina