Encontrados 76 resultados para: cayeron
Cuando subía la llama del altar hacia el cielo, el ángel del Señor subió en la misma llama a la vista de Manóaj y de su mujer, que cayeron rostro en tierra. (Jueces 13, 20)
Cayeron dieciocho mil benjaminitas, todos hombres valientes. (Jueces 20, 44)
El total de los que cayeron de Benjamín aquel día fue de veinticinco mil hombres, todos diestros en el manejo de la espada y hombres valientes. (Jueces 20, 46)
Los filisteos se pusieron en orden de batalla. El combate fue duro, e Israel fue derrotado por los filisteos; cayeron en el campo de batalla cerca de cuarenta mil hombres. (I Samuel 4, 2)
Los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una gran derrota. Cayeron treinta mil hombres de la infantería israelita, (I Samuel 4, 10)
Entonces los hombres de Israel y de Judá, lanzando gritos de guerra, persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Y muchos filisteos cayeron muertos en el camino desde Saráyim hasta Gat y Ecrón. (I Samuel 17, 52)
Los filisteos libraron batalla con Israel, y los israelitas huyeron ante los filisteos y cayeron muertos en gran número en el monte Gelboé. (I Samuel 31, 1)
David le preguntó: "¿Qué ha pasado? Infórmame". Él respondió: "El pueblo huyó de la batalla y muchos de entre el pueblo cayeron y murieron. Murieron también Saúl y su hijo Jonatán". (II Samuel 1, 4)
¿Cómo cayeron los héroes en medio del combate? ¡Jonatán!, en tu muerte he quedado sin consuelo; (II Samuel 1, 25)
Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y le clavó la espada en el costado, de suerte que todos cayeron juntos. Por eso se llamó a aquel lugar "Campo de los costados"; está cerca de Gabaón. (II Samuel 2, 16)
Los hombres de la ciudad hicieron una salida para atacar a Joab; cayeron muchos del ejército y de los servidores de David y murió también Urías, el hitita. (II Samuel 11, 17)
Estos cuatro gigantes eran descendientes de los gigantes de Gat, y cayeron en manos de David y de sus hombres. (II Samuel 21, 22)