Encontrados 14 resultados para: dejaba

  • y se hizo el tonto y el loco delante de ellos; tocaba el tambor sobre los batientes de la puerta y dejaba caer la baba sobre su barba. (I Samuel 21, 14)

  • David devastaba la tierra y no dejaba con vida ni hombre ni mujer; se apoderaba de ovejas, bueyes, asnos, camellos y vestidos, y se volvía a Aquís. (I Samuel 27, 9)

  • David no dejaba con vida ni hombre ni mujer, para que no fueran a Gat y dijeran lo que hacía. Tal fue su manera de proceder durante todo el tiempo que permaneció en territorio filisteo. (I Samuel 27, 11)

  • Lo dejaba vivir con apoyo y seguridad, mas sus ojos estaban sobre sus caminos. (Job 24, 23)

  • Pero en las ciudades donde entraba, Tolomeo dejaba guarniciones. (I Macabeos 11, 3)

  • Le estremecía un temor y un temblor de cuerpo que dejaba adivinar a quienes le miraban el dolor de su corazón. (II Macabeos 3, 17)

  • Sólo se les dejaba ver una hoguera, que se encendía por sí misma e infundía terror; una vez desaparecida la visión, quedaban aterrados y les parecía más terrible aún lo que habían visto. (Sabiduría 17, 6)

  • la carrera invisible de animales que brincan, el rugido de ferocísimas bestias, el eco repercutiendo en las concavidades de las montañas, todo los dejaba paralizados de terror. (Sabiduría 17, 19)

  • que convertía en un desierto el mundo, que destruía las ciudades y no dejaba a sus cautivos salir de la prisión? (Isaías 14, 17)

  • La anchura de las salas aumentaba a medida que se subía, porque el saliente del muro, en cada piso, giraba en torno al templo y así por arriba el templo dejaba a las salas una amplitud un poco mayor. Del piso inferior se podía subir al del medio, y de éste al superior. (Ezequiel 41, 7)

  • y por este poder que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y se estremecían en su presencia. Él mataba a quien quería, dejaba vivir a quien quería, a quien quería exaltaba y humillaba a quien quería. (Daniel 5, 19)

  • Jesús curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y lanzó muchos demonios; pero no les dejaba hablar, porque lo conocían. (Marcos 1, 34)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina