Encontrados 193 resultados para: desobediencia a los mandamientos

  • Porque si la palabra promulgada por los ángeles estaba garantizada hasta el punto de que toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, (Hebreos 2, 2)

  • Y como, por una parte, es cierto que algunos deben entrar en él, y, por otra, los primeros que recibieron la buena nueva no entraron a causa de su desobediencia, (Hebreos 4, 6)

  • Esforcémonos, pues, por entrar en este reposo, para que nadie sucumba imitando aquel ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4, 11)

  • En efecto, Moisés, después de haber promulgado ante el pueblo todos los mandamientos según estaban escritos en la ley, tomó la sangre de machos cabríos y de becerros, con agua, lana escarlata y el hisopo, y roció con ella el libro mismo y a todo el pueblo, (Hebreos 9, 19)

  • Sabemos que le conocemos en que guardamos sus mandamientos. (I Juan 2, 3)

  • El que afirma que le conoce, pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. (I Juan 2, 4)

  • Todo lo que pidamos, él nos lo concederá porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. (I Juan 3, 22)

  • El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Por esto conocemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado. (I Juan 3, 24)

  • En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. (I Juan 5, 2)

  • Porque el amor de Dios consiste en guardar sus mandamientos, y sus mandamientos no son pecados. (I Juan 5, 3)

  • El amor consiste en que caminemos según sus mandamientos. Y este mandamiento, tal y como lo habéis recibido desde el principio, es que caminéis en el amor. (II Juan 1, 6)

  • El dragón se irritó contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y son fieles testigos de Jesús. (Apocalipsis 12, 17)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina