Encontrados 287 resultados para: disputa por el trono
Lo clavaré como estaca en lugar firme, y se hará un trono de gloria para la casa de su padre. (Isaías 22, 23)
Y un día, mientras estaba adorando en el templo de Misroc, su dios, sus hijos Adramélec y Saréser le mataron con la espada. Huyeron éstos después al país de Ararat, y Asaradón, hijo suyo, le sucedió en el trono. (Isaías 37, 38)
Ayunáis, sí, entre disputa y riña, golpeando inicuamente con el puño. No, no ayunéis como ahora haciendo oír allá arriba vuestra voz. (Isaías 58, 4)
Esto dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podríais construirme, y qué lugar para reposo mío? (Isaías 66, 1)
Entonces se llamará a Jerusalén "el trono del Señor"; a ella acudirán, en el nombre del Señor, todas las naciones y no seguirán más la obstinación de su propio corazón perverso. (Jeremías 3, 17)
Y tú les replicarás: "Esto dice el Señor: Voy a emborrachar a todos los habitantes de este país, a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. (Jeremías 13, 13)
¡No nos deseches, por amor de tu nombre! ¡No desprecies tu trono glorioso! ¡Acuérdate, no rompas tu alianza con nosotros! (Jeremías 14, 21)
Trono de gloria, desde el principio excelso, es nuestro lugar santo. (Jeremías 17, 12)
entonces, por las puertas de esta ciudad, reyes y príncipes, herederos del trono de David, entrarán montados en carrozas y caballos, ellos y sus ministros, las gentes de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y esta ciudad será habitada eternamente. (Jeremías 17, 25)
Escucha la palabra del Señor, oh rey de Judá, que te sientas en el trono de David, tú, así como tus servidores y tu pueblo, los que entráis por estas puertas. (Jeremías 22, 2)
Si observáis de verdad esta orden, entonces por las puertas de esta casa entrarán reyes, herederos del trono de David, montados en carrozas y caballos, así ellos como sus servidores y su pueblo. (Jeremías 22, 4)
Esto dice el Señor: Inscribid así a este hombre; sin hijos, uno que no prosperó en su tiempo; porque ninguno de su estirpe logrará sentarse en el trono de David y reinar en Judá. (Jeremías 22, 30)