Encontrados 25 resultados para: emigrante

  • entonces ante el Señor, tu Dios, dirás: He apartado de mi casa lo consagrado y se lo he dado al levita, al emigrante, al huérfano, a la viuda, en plena conformidad con lo que tú me has mandado, sin traspasar ni olvidar tus mandatos. (Deuteronomio 26, 13)

  • ¡Maldito el que viole el derecho del emigrante, del huérfano y la viuda! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén! (Deuteronomio 27, 19)

  • La mujer hizo sin demora lo que el hombre de Dios le había dicho, se fue con su familia y residió como emigrante en el país de los filisteos durante siete años. (II Reyes 8, 2)

  • Hijo de hombre, prepara tu equipaje de emigrante y emigra en pleno día a sus propios ojos; emigrarás de tu lugar a otra localidad ante su vista. Es posible que comprendan, aunque son gente rebelde. (Ezequiel 12, 3)

  • Sacarás tu equipaje, como un equipaje de emigrante, en pleno día, ante sus ojos. Saldrás por la tarde, a la vista de ellos, como parte un emigrante. (Ezequiel 12, 4)

  • Yo lo hice todo como me había sido ordenado. Preparé mi equipaje de emigrante en pleno día; por la tarde hice un agujero en el muro con las manos y salí en la oscuridad con el equipaje a mis espaldas ante su vista. (Ezequiel 12, 7)

  • La gente del país comete violencia y se entrega al pillaje, pisotea al pobre, maltrata al menesteroso y oprime al emigrante contra todo derecho. (Ezequiel 22, 29)

  • No explotéis a la viuda y al huérfano, al emigrante y al pobre, y nadie piense en hacer mal a su hermano. (Zacarías 7, 10)

  • Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, (Mateo 25, 35)

  • ¿Y cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o desnudo y te vestimos? (Mateo 25, 38)

  • fui emigrante y no me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. (Mateo 25, 43)

  • Entonces responderán también ellos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos? (Mateo 25, 44)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina