Encontrados 536 resultados para: entrada en el reino

  • quitar el reino a la casa de Saúl y establecer el trono de David sobre Israel y sobre Judá desde Dan hasta Berseba". (II Samuel 3, 10)

  • Cuando David supo lo que había pasado, dijo: "Yo y mi reino somos inocentes por siempre ante el Señor de la sangre de Abner, hijo de Ner. (II Samuel 3, 28)

  • David tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó cuarenta años. (II Samuel 5, 4)

  • En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses; en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. (II Samuel 5, 5)

  • Entonces David comprendió que el Señor confirmaba su realeza y que ensalzaba su reino por amor de su pueblo Israel. (II Samuel 5, 12)

  • pues cuando llegues al término de tus días y descanses con tus padres, haré surgir un descendiente tuyo, que saldrá de tus entrañas, y lo confirmaré en el reino. (II Samuel 7, 12)

  • Tu casa y tu reino subsistirán por siempre ante mí, y tu trono se afirmará para siempre". (II Samuel 7, 16)

  • David reinó sobre todo Israel, y administró rectamente la justicia a todo su pueblo. (II Samuel 8, 15)

  • Los amonitas salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los sirios de Sobá y de Rejob y los hombres de Tob y de Maacá estaban en el campo. (II Samuel 10, 8)

  • El mensajero respondió a David: "Aquellos hombres tuvieron ventaja sobre nosotros; hicieron una salida contra nosotros al campo, y nosotros los rechazamos hasta la entrada de la puerta; (II Samuel 11, 23)

  • El rey le preguntó: "¿Dónde está el hijo de tu señor?". Sibá contestó al rey: "Se ha quedado en Jerusalén, porque se dijo: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre". (II Samuel 16, 3)

  • Ella le contestó: "Señor mío, tú me has jurado por el Señor, tu Dios, que tu hijo Salomón te sucederá en el reino y él se sentará sobre tu trono. (I Reyes 1, 17)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina