Encontrados 1804 resultados para: jueces de israel

  • Los ojos de Israel estaban tan achacosos por la vejez que apenas podían ver. José se los acercó, y él los abrazó y los besó. (Génesis 48, 10)

  • Israel dijo a José: "No pensaba ya ver tu rostro, y Dios me ha dado ver también a tu descendencia". (Génesis 48, 11)

  • José tomó a ambos, a Efraín con su derecha a la izquierda de Israel y a Manasés con su izquierda a la derecha de Israel, y así se acercó hasta él. (Génesis 48, 13)

  • Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, cruzando de intento las manos, a pesar de que Manasés era el mayor. (Génesis 48, 14)

  • Aquel día Israel los bendijo diciendo: "Por vosotros Israel bendecirá así: Que Dios os haga como a Efraín y Manasés". Y puso a Efraín delante de Manasés. (Génesis 48, 20)

  • Israel dijo a José: "Yo me voy a morir; pero Dios estará con vosotros y os llevará de nuevo a la tierra de vuestros padres. (Génesis 48, 21)

  • Reuníos y oíd, hijos de Jacob; prestad oídos a Israel, vuestro padre. (Génesis 49, 2)

  • Maldito su furor, tan violento, y su cólera, tan cruel. Los repartiré en Jacob, los dispersaré en Israel. (Génesis 49, 7)

  • Dan juzgará a su pueblo como una más de las tribus de Israel. (Génesis 49, 16)

  • pero su arco permanece firme y ágiles sus brazos gracias a las manos del Fuerte de Jacob, gracias al nombre del Pastor, la Roca de Israel. (Génesis 49, 24)

  • Todos éstos son las doce tribus de Israel, y esto lo que su padre les dijo cuando los bendijo a cada uno con su propia bendición. (Génesis 49, 28)

  • José hizo jurar a los hijos de Israel así: "Ya que Dios vendrá ciertamente en vuestra ayuda, llevaréis de aquí mis huesos". (Génesis 50, 25)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina