Encontrados 274 resultados para: llamado de samuel

  • La palabra de Samuel llegaba a todo Israel. Se reunieron entonces los filisteos para hacer la guerra a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon en Eben Ezer, mientas que los filisteos estaban acampados en Afec. (I Samuel 4, 1)

  • Entonces Samuel dijo a todo el pueblo de Israel: "Si os convertís al Señor de todo corazón, quitad de en medio de vosotros los dioses extranjeros y las astartés; poned vuestros corazones en el Señor y servidle a él solo; entonces el Señor os librará de la mano de los filisteos". (I Samuel 7, 3)

  • Samuel dijo: "Convocad a todos los israelitas en Mispá, y yo rogaré al Señor por vosotros". (I Samuel 7, 5)

  • Se reunieron en Mispá, sacaron agua y la derramaron ante el Señor, ayunaron aquel día y dijeron: "Hemos pecado contra el Señor". Y Samuel fue juez de los israelitas en Mispá. (I Samuel 7, 6)

  • y dijeron a Samuel: "No dejes de rogar por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que él nos salve de los filisteos". (I Samuel 7, 8)

  • Samuel tomó un cordero de leche y lo ofreció entero en holocausto al Señor. Samuel rogó al Señor por Israel, y el Señor le escuchó. (I Samuel 7, 9)

  • Mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos entablaron el combate contra Israel; pero aquel día el Señor tronó con gran aparato contra los filisteos, se apoderó el pánico de ellos y fueron derrotados por Israel. (I Samuel 7, 10)

  • Samuel puso una piedra entre Mispá y Yesaná, y la llamó Ben Ezer, diciendo: "Hasta aquí nos ha ayudado el Señor". (I Samuel 7, 12)

  • Los filisteos fueron derrotados. No volvieron a invadir el territorio de Israel, y la mano del Señor pesó sobre los filisteos durante toda la vida de Samuel. (I Samuel 7, 13)

  • Samuel fue juez de Israel durante toda su vida. (I Samuel 7, 15)

  • Cuando Samuel se hizo viejo, constituyó jueces en Israel a sus hijos. (I Samuel 8, 1)

  • Por eso se reunieron todos los ancianos de Israel, fueron a Ramá a ver a Samuel, (I Samuel 8, 4)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina