Encontrados 178 resultados para: llegaron

  • La caballería se dispersó por la llanura, y los fugitivos llegaron a Asdod y entraron en el templo de Dagón, su ídolo, para salvar la vida. (I Macabeos 10, 83)

  • Llegaron rápidamente algunos de los de Heliodoro, y suplicaban a Onías que rogara al altísimo para que concediera la vida a aquel que se encontraba en su último aliento. (II Macabeos 3, 31)

  • Terminada la oración, tomaron las armas y salieron de la ciudad. Cuando llegaron cerca del enemigo, se detuvieron. (II Macabeos 10, 27)

  • Tras una marcha de ciento cuarenta kilómetros llegaron a Jaraca, donde vivían los judíos llamados tubienses. (II Macabeos 12, 17)

  • Porque al tener que sufrir y al verse castigados por aquellos mismos seres que tenían por dioses, llegaron a reconocer por Dios verdadero al que antes no querían conocer; por esto cayó sobre ellos la suprema condenación. (Sabiduría 12, 27)

  • porque si tanto llegaron a saber que acertaron a escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor? (Sabiduría 13, 9)

  • Cuando los servidores del rey Ezequías llegaron con esta embajada a Isaías, (Isaías 37, 5)

  • llegaron de Siquén, de Silo y de Samaría ochenta hombres con la barba rapada, los vestidos rasgados y el cuerpo lleno de cortaduras, trayendo ofrendas e incienso para ofrecerlos en el templo del Señor. (Jeremías 41, 5)

  • Pero en cuanto llegaron al centro de la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, y sus hombres los degollaron y los arrojaron en una cisterna. (Jeremías 41, 7)

  • y entraron en Egipto, desobedeciendo así la voz del Señor, y llegaron hasta Tafnis. (Jeremías 43, 7)

  • Y por la calle de la puerta de arriba que da al norte llegaron seis hombres, cada cual con su instrumento de exterminio en la mano. En medio de ellos había un personaje, vestido de lino, con la cartera de escriba a la cintura. Entraron y se detuvieron junto al altar de bronce. (Ezequiel 9, 2)

  • Y en las naciones donde llegaron profanaron mi santo nombre, al decirse de ellos: Son el pueblo del Señor y han tenido que abandonar su país. (Ezequiel 36, 20)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina