Encontrados 588 resultados para: maná del cielo

  • y te ha alimentado en el desierto con el maná, desconocido para tus mayores, con el fin de humillarte y probarte para prepararte un futuro dichoso. (Deuteronomio 8, 16)

  • ¡Escucha, Israel! Estás a punto de cruzar el Jordán para ir a la conquista de naciones más numerosas y más fuertes que tú; de grandes ciudades, cuyas murallas se levantan hasta el cielo. (Deuteronomio 9, 1)

  • Tus padres bajaron a Egipto en número de 70 personas, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo. (Deuteronomio 10, 22)

  • para que se alarguen vuestros días sobre la tierra que el Señor prometió con juramento a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 11, 9)

  • La tierra en que vais a entrar para poseerla es una tierra de montes y de valles, que riega la lluvia del cielo. (Deuteronomio 11, 11)

  • Por eso, cuando el Señor, tu Dios, te haya puesto a seguro de todos tus enemigos que te rodean, en la tierra que está para darte en heredad, borrarás el recuerdo de Amalec de debajo del cielo. No lo olvides. (Deuteronomio 25, 19)

  • nos trajo hasta aquí y nos dio esta tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 26, 9)

  • Mira desde tu santa morada, desde los cielos, y bendice a tu pueblo y a la tierra que nos has dado, como habías jurado a nuestros padres, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 26, 15)

  • y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley cuando hayas cruzado para entrar en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, tierra que mana leche y miel, como te lo ha prometido el Señor, el Dios de tus padres. (Deuteronomio 27, 3)

  • El cielo que está sobre ti será de bronce, y la tierra que pisan tus pies será de hierro. (Deuteronomio 28, 23)

  • El Señor enviará lluvia sobre tu tierra; pero lluvia de arena y de polvo, que caerán del cielo sobre ti hasta que seas aniquilado. (Deuteronomio 28, 24)

  • Tu cadáver será pasto de las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra, sin que nadie las espante. (Deuteronomio 28, 26)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina