Encontrados 98 resultados para: niños

  • Reúne al pueblo, a hombres, mujeres, niños y al extranjero residente, para que la oigan y aprendan a respetar al Señor, tu Dios, y procuren poner en práctica todas las disposiciones de esta ley. (Deuteronomio 31, 12)

  • No quedó ni una palabra de todo lo que había mandado Moisés que no fuera leída por Josué a toda la asamblea de Israel, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los extranjeros residentes. (Josué 8, 35)

  • Ellos se pusieron en marcha poniendo en cabeza a las mujeres, los niños, los rebaños y las cosas de valor. (Jueces 18, 21)

  • Entonces la asamblea envió doce mil hombres de los más valientes con esta orden: "Id y pasad a espada a todos los habitantes de Yabés de Galaad, a las mujeres y a los niños. (Jueces 21, 10)

  • A Nob, ciudad sacerdotal, Saúl la pasó a espada: hombres y mujeres, niños, hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas. (I Samuel 22, 19)

  • Jazael le preguntó: "¿Por qué llora mi señor?". Él respondió: "Porque sé el mal que has de hacer a los israelitas: pondrás fuego a sus fortalezas, degollarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños de pecho y abrirás en canal a sus embarazadas". (II Reyes 8, 12)

  • que mandaban 36.000 hombres de guerra, divididos por descendencias y familias patriarcales. Eran muchas las mujeres y los niños. (I Crónicas 7, 4)

  • Mientras Esdras oraba y hacía esta confesión llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó junto a él una gran multitud de israelitas, mujeres y niños; todos lloraban amargamente. (Esdras 10, 1)

  • Aquel día se ofrecieron muchos sacrificios entre la alegría general, pues Dios les había dado un motivo de gran alegría. También las mujeres y los niños se regocijaron, de modo que la alegría de Jerusalén se oía desde lejos. (Nehemías 12, 43)

  • Todos los israelitas, hombres, mujeres y niños que habitaban en Jerusalén, se postraron ante el templo, se cubrieron de ceniza sus cabezas y se ciñeron con saco ante el Señor. (Judit 4, 11)

  • Consumidos por el hambre, hombres, mujeres y niños quedarán tendidos por las plazas antes de que intervengas con la espada. (Judit 7, 14)

  • Se desmayaban sus niños, desfallecían de sed sus mujeres y jóvenes y caían exánimes en las calles de la ciudad y en los pasos de las puertas. (Judit 7, 22)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina