Encontrados 402 resultados para: paz

  • Báquides, viendo que Alcimo había muerto, regresó a la corte real. El país tuvo paz durante dos años. (I Macabeos 9, 57)

  • Entonces todos los criminales tomaron esta resolución: "Jonatán y los suyos viven en paz, sin temor alguno. Hagamos venir a Báquides, y nos haremos con todos en una sola noche", (I Macabeos 9, 58)

  • Jonatán lo supo, y le envió emisarios para hacer con él un tratado de paz y canjear prisioneros. (I Macabeos 9, 70)

  • Así hubo paz en Israel, y Jonatán fijó su residencia en Micmás, donde comenzó a gobernar al pueblo y a exterminar a la gente perversa de Israel. (I Macabeos 9, 73)

  • Les gustaron, sin embargo, las palabras de Alejandro por haber sido el que primero les había hecho propuestas de paz, y se declararon sus fieles aliados. (I Macabeos 10, 47)

  • Jonatán volvió a Jerusalén en paz y contento. (I Macabeos 10, 66)

  • Llegó a Siria con palabras de paz, y los habitantes de las ciudades le abrieron las puertas y le salieron al encuentro, porque así lo había mandado Alejandro, pues era su suegro. (I Macabeos 11, 2)

  • Los de Gaza se rindieron, y Jonatán hizo con ellos un tratado de paz; pero tomó como rehenes a los hijos de los jefes y los mandó a Jerusalén. Él continuó el recorrido por la región, y llegó hasta Damasco. (I Macabeos 11, 62)

  • Los habitantes se rindieron. Simón hizo con ellos un tratado de paz; pero los echó de allí, tomó posesión de la ciudad y dejó una guarnición en ella. (I Macabeos 11, 66)

  • Les dieron cartas de recomendación para las autoridades de cada país, para que les permitieran seguir en paz hasta el país de Judá. (I Macabeos 12, 4)

  • Hemos recibido la corona de oro y la palma que nos enviaste, y estamos dispuestos a firmar contigo una paz duradera y a comunicar a los funcionarios que te eximan de todo tributo. (I Macabeos 13, 37)

  • Si algunos de vuestros hombres quieren alistarse en nuestras tropas, que se alisten. Y haya paz entre nosotros". (I Macabeos 13, 40)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina