Encontrados 310 resultados para: profeta Eliseo

  • Eliseo dijo a la mujer cuyo hijo había resucitado: "Levántate y vete con tu familia a fijar tu residencia dondequiera que sea, porque el Señor ha llamado al hambre, que penetrará en el país durante siete años". (II Reyes 8, 1)

  • El rey estaba entonces charlando con Guejazí, el criado del hombre de Dios, y le decía: "Cuéntame todos los milagros que ha hecho Eliseo". (II Reyes 8, 4)

  • Y mientras él contaba al rey cómo había resucitado a un muerto, llegó la mujer a cuyo hijo había resucitado para reclamar ante el rey su casa y su campo. Guejazí dijo: "¡Oh rey, mi señor!, ésta es la mujer y éste es el hijo al que Eliseo resucitó". (II Reyes 8, 5)

  • Eliseo fue a Damasco. Ben Hadad, rey de Siria, que estaba enfermo, recibió la noticia de que había llegado el hombre de Dios. (II Reyes 8, 7)

  • Eliseo le respondió: "Anda y dile que se curará de la enfermedad, pero que de todos modos morirá". (II Reyes 8, 10)

  • Jazael replicó: "¿Pues qué es tu siervo, este perro, para realizar hazañas tan grandes?". Y Eliseo respondió: "El Señor me ha revelado que tú serás el rey de Siria". (II Reyes 8, 13)

  • Jazael dejó a Eliseo y fue donde su señor, el cual le preguntó: "¿Qué te ha dicho Eliseo?". Respondió: "Me ha dicho que te curarás". (II Reyes 8, 14)

  • El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: "Prepárate, toma en tu mano esta redoma de aceite y vete a Ramot de Galaad. (II Reyes 9, 1)

  • Aquel joven profeta partió para Ramot de Galaad, (II Reyes 9, 4)

  • Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el profeta derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: Yo te unjo por rey del pueblo del Señor, de Israel. (II Reyes 9, 6)

  • Eliseo estaba enfermo de muerte. Joás, rey de Israel, fue a visitarlo; al verlo, se echó a llorar y decía: "¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!". (II Reyes 13, 14)

  • Y Eliseo le dijo: "Toma un arco y flechas". Joás tomó un arco y flechas. (II Reyes 13, 15)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina