Encontrados 4292 resultados para: promesa de Dios

  • Abrahán replicó: "Soy en verdad muy atrevido insistiendo ante mi Dios, yo, que soy polvo y ceniza. (Génesis 18, 27)

  • Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de Abrahán y salvó a Lot de la catástrofe, mientras destruía las ciudades donde éste había vivido. (Génesis 19, 29)

  • Pero Dios visitó a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: "Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, porque es una mujer casada". (Génesis 20, 3)

  • Dios le respondió: "Sí, sé que has hecho esto con buena conciencia; por eso te he impedido pecar contra mí y no te he dejado tocarla. (Génesis 20, 6)

  • Abrahán respondió: "Yo me dije: Seguramente no hay temor de Dios en esta tierra y me matarán a causa de mi mujer. (Génesis 20, 11)

  • Cuando Dios me hizo salir lejos de la casa de mi padre, yo le dije a ella: Tienes que hacerme este favor: dondequiera que vayamos, di que yo soy tu hermano". (Génesis 20, 13)

  • Abrahán rezó a Dios, y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus siervos para que de nuevo pudieran tener hijos; (Génesis 20, 17)

  • Sara concibió y dio un hijo a Abrahán ya en su vejez, en el tiempo predicho por Dios. (Génesis 21, 2)

  • Abrahán circuncidó a Isaac, su hijo, a los ocho días, como Dios le había mandado. (Génesis 21, 4)

  • Sara dijo: "Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren se reirán conmigo". (Génesis 21, 6)

  • Pero Dios le dijo: "No te dé pena por el muchacho ni por tu esclava. Haz lo que te dice Sara, porque la descendencia que lleve tu nombre saldrá de Isaac. (Génesis 21, 12)

  • Dios oyó los gritos del niño, y el ángel de Dios llamó desde el cielo a Agar y le dijo: "¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído los gritos del pequeño desde el lugar en que está. (Génesis 21, 17)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina