Encontrados 306 resultados para: sacrificio humano

  • Ser agradecidos a Dios es ofrecer flor de harina, y quien hace limosna ofrece sacrificio de acción de gracias. (Eclesiástico 35, 2)

  • Apartarse del mal es cosa agradable al Señor; alejarse de la injusticia, sacrificio expiatorio. (Eclesiástico 35, 3)

  • El sacrificio del justo es aceptable, su recuerdo no será olvidado. (Eclesiástico 35, 6)

  • Pero de estas otras cosas no habrás de avergonzarte, ni tengas respeto humano y vengas a pecar por ello: (Eclesiástico 42, 1)

  • Lo escogió entre todos lo vivientes para ofrecer el sacrificio al Señor; el incienso y el perfume en memorial, para hacer el rito de absolución sobre el pueblo. (Eclesiástico 45, 16)

  • Como se separa el sebo en el sacrificio de reconciliación, así fue David separado de los israelitas. (Eclesiástico 47, 2)

  • hasta acabar el servicio del altar y disponer el sacrificio del altísimo omnipotente. (Eclesiástico 50, 14)

  • Me rodeaban por todas partes, pero ni uno había para ayudarme. Mis ojos buscaban un socorro humano, y no lo había. (Eclesiástico 51, 7)

  • Mas hubo alegría y alborozo, sacrificio de bueyes y degüello de carneros, comer carne y beber vino: "Comamos y bebamos, que mañana moriremos". (Isaías 22, 13)

  • Ha dicho el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí tan sólo con palabras, y sólo de labios me honra, mientras su corazón está lejos de mí, siendo así su religión para conmigo sólo un mandamiento humano, una lección aprendida, (Isaías 29, 13)

  • La espada del Señor está llena de sangre, empapada de grasa, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grasa de riñones de carneros. Pues el Señor va a hacer un sacrificio en Bosra, una gran matanza en el país de Edón. (Isaías 34, 6)

  • Es el día del Señor Dios, día de venganza, para vengarse de sus enemigos. Su espada devorará, se saciará, se embriagará de la sangre de ellos. ¡Un sacrificio que celebra el Señor Dios omnipotente en las tierras del norte, junto al río Éufrates! (Jeremías 46, 10)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina