Encontrados 30 resultados para: seco

  • Pero Dios secó el mar Rojo ante ellos (Judit 5, 13)

  • Amenazó al mar Rojo, y se secó; los llevó entre las aguas como por el desierto; (Salmos 106, 9)

  • Porque cuando nuestros padres eran llevados a Persia, los piadosos sacerdotes de entonces tomaron en secreto el fuego del altar, lo escondieron en una concavidad, como un pozo seco, y lo ocultaron de modo que aquel lugar quedara ignorado de todos. (II Macabeos 1, 19)

  • Devorarías tus hojas, harías caer tus frutos y quedarías como un árbol seco. (Eclesiástico 6, 3)

  • Se evaporarán las aguas del mar; el río quedará seco, sin agua; (Isaías 19, 5)

  • ¿Por qué, cuando vine, no encontré a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Sería acaso mi brazo demasiado corto para libertar o me faltaría fuerza para salvar? Con una amenaza seco yo el mar, convierto los ríos en desierto; y sus peces, por falta de agua, se amustian y mueren de sed. (Isaías 50, 2)

  • ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del océano; el que convirtió en camino el fondo del mar para que pasaran los libertados? (Isaías 51, 10)

  • El extranjero que se entrega al Señor no diga: ¡Sin duda el Señor me excluirá de su pueblo! Ni diga el eunuco: "Yo no soy más que un árbol seco". (Isaías 56, 3)

  • Y sabrán todos los árboles del bosque que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humilde, hago secarse el árbol verde y reverdecer el árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". (Ezequiel 17, 24)

  • Mas fue arrancada con furor, derribada en tierra, y el viento del este agostó sus frutos; quedó rota, su rama robusta se secó y lo devoró todo el fuego. (Ezequiel 19, 12)

  • También os negué la lluvia los tres meses antes de la siega, e hice llover sobre una ciudad y sobre otra no; en un campo llovió y otro campo se secó por falta de lluvia. (Amós 4, 7)

  • Pero al día siguiente, al rayar el alba, el Señor mandó un gusano que picó el ricino, el cual se secó. (Jonás 4, 7)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina