Encontrados 303 resultados para: siervo

  • Porque tu siervo reconoce que ha pecado, y por eso he venido el primero de toda la casa de José para bajar al encuentro de mi señor, el rey". (II Samuel 19, 21)

  • Él respondió: "Mi señor, el rey; mi servidor me engañó, pues tu siervo le dijo: Aparéjame el asno para montar en él e ir con el rey; porque tu siervo es cojo. (II Samuel 19, 27)

  • Él calumnió a tu siervo ante mi señor, el rey. Pero mi señor, el rey, es como el ángel de Dios; haz lo que quieras. (II Samuel 19, 28)

  • Porque toda la familia de mi padre es merecedora de la muerte por parte de mi señor, el rey; y, sin embargo, tú has admitido a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho puedo tener yo para implorar todavía al rey?". (II Samuel 19, 29)

  • Tengo ahora ochenta años. ¿Puedo distinguir todavía entre el bien y el mal? ¿Puede saborear tu siervo lo que come y lo que bebe? ¿Puedo escuchar todavía la voz de los cantores y cantoras? ¿Por qué va a ser tu siervo una carga para mi señor, el rey? (II Samuel 19, 36)

  • Tu siervo hace bien poca cosa con acompañar al rey hasta pasar el Jordán; ¿por qué me concede el rey tal recompensa? (II Samuel 19, 37)

  • Déjame volver a mi ciudad para morir allí, junto al sepulcro de mis padres. Mi hijo Quimán, tu siervo, que continúe con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca". (II Samuel 19, 38)

  • Después de haber hecho el censo del pueblo, David sintió que le remordía la conciencia, y dijo al Señor: "¡He cometido un gran pecado por haber hecho esto! Señor, perdona el pecado de tu siervo, porque he obrado como un insensato". (II Samuel 24, 10)

  • Ornán dijo: "¿Por qué viene mi señor, el rey, a su siervo?". David respondió: "A comprarte la era y levantar en ella un altar al Señor, para que el castigo se retire del pueblo". (II Samuel 24, 21)

  • El siervo de mi señor, el rey, se lo da todo al rey". Y añadió: "Que el Señor, tu Dios, te sea propicio". (II Samuel 24, 23)

  • Ha matado bueyes, animales cebados y ganado menor en gran cantidad, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero a tu siervo Salomón no le ha invitado. (I Reyes 1, 19)

  • Pero a mí, tu servidor; a Sadoc, el sacerdote; a Benayas, el hijo de Yehoyadá, y a Salomón, tu siervo, no nos ha invitado. (I Reyes 1, 26)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina