Encontrados 25 resultados para: tempestad

  • He aquí que el Señor envía a alguien fuerte, poderoso, como violenta granizada, como funesta tempestad, como aguacero impetuoso, arrasador, y los derribará en tierra con violencia. (Isaías 28, 2)

  • serás visitado por el Señor todopoderoso, con truenos, terremotos, gran estruendo, con huracán, tempestad y fuego devorador. (Isaías 29, 6)

  • El Señor dejará oír su voz majestuosa y manifestará su brazo amenazador, en el ardor de su ira, en la llama de un fuego devorador, en una tempestad de lluvia y de granizo. (Isaías 30, 30)

  • Cada uno será como un refugio contra el viento y un abrigo contra la tempestad; como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra ardiente. (Isaías 32, 2)

  • Oh desdichada, sacudida por la tempestad, desconsolada; yo asentaré tus piedras sobre malaquita y tus cimientos sobre zafiros; (Isaías 54, 11)

  • Esto dice el Señor omnipotente: La desgracia va pasando de pueblo en pueblo, y una enorme tempestad se desencadena hasta los confines de la tierra. (Jeremías 25, 32)

  • El huracán del Señor se desata, una tempestad se desencadena; sobre la cabeza de los criminales se precipita. (Jeremías 30, 23)

  • di a los que recubren con argamasa: ¡Se caerá! Sobrevendrá un aguacero torrencial, caerá abundante granizo y soplará un viento de tempestad; (Ezequiel 13, 11)

  • Siembran viento, recogerán tempestad; su grano no dará mies, ni la espiga dará harina; y si la da, los extranjeros la devorarán. (Oseas 8, 7)

  • El Señor es paciente, pero de gran poder, y no deja pasar nada. El Señor camina en la tempestad y en el huracán, y las nubes son el polvo de sus pies. (Nahún 1, 3)

  • Como la tempestad seguía arreciando contra nosotros, al día siguiente echaron al mar la carga, (Hechos 27, 18)

  • Durante muchos días no aparecieron ni el sol ni las estrellas, y teníamos encima una tempestad tan fuerte, que perdimos toda esperanza de poder salvarnos. (Hechos 27, 20)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina