5. Pero se presentaron los mensajeros otra vez con este recado: «Puesto que aceptas darme tu oro y tu plata, tus mujeres y tus hijos,





“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina