16. El ángel de Yavé extendió su mano hacia Jerusalén para exterminarla, pero Yavé se arrepintió del castigo y detuvo al ángel exterminador, diciendo: «Basta por ahora, retira tu mano.» El ángel de Yavé ya estaba junto al campo de Areuna, el jebuseo.





“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina