Gefunden 144 Ergebnisse für: Asamblea

  • Entonces me dio Yavé las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios. Todas sus palabras estaban ahí escritas, todas las palabras que les dijo en el monte, desde en medio del fuego, en el día de la asamblea. (Deuteronomio 9, 10)

  • Yavé escribió en las tablas eso mismo que había en las primeras, las diez palabras que les dijo en el monte desde en medio del fuego, en el día de la Asamblea, y me las dio. (Deuteronomio 10, 4)

  • Acuérdate de lo que pediste a Yavé, tu Dios, en el Horeb, el día de la Asamblea; tú dijiste: «No puedo seguir más oyendo la voz de Yavé, ni soportar este gran fuego, y si me quedo mirando, voy a morir.» (Deuteronomio 18, 16)

  • El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yavé. (Deuteronomio 23, 2)

  • Tampoco el mestizo será admitido en la asamblea de Yavé, ni aun en la décima generación. (Deuteronomio 23, 3)

  • El amonita y el moabita no se admitirán jamás en la asamblea de Yavé, ni aun después de la décima generación. (Deuteronomio 23, 4)

  • A la tercera generación, sus descendientes podrán ser admitidos en la asamblea de Yavé. (Deuteronomio 23, 9)

  • Luego, ante toda la asamblea de Israel, Moisés recitó este cántico hasta el fin: (Deuteronomio 31, 30)

  • Moisés nos dio la Ley que es la herencia de la asamblea de Jacob; (Deuteronomio 33, 4)

  • No olvidó ninguna palabra de cuantas escribió Moisés. Las leyó en voz alta delante de la asamblea de todo Israel, incluso las mujeres, niños y extranjeros que vivían entre ellos. (Josué 8, 35)

  • Cuando los hijos de Israel terminaron de conquistar el territorio, instalaron en Silo la Tienda de las Declaraciones divinas y celebraron ahí una asamblea. (Josué 18, 1)

  • Permanecerá en aquella ciudad hasta que comparezca ante la asamblea para ser juzgado y hasta que muera el Sumo Sacerdote que en esa fecha esté en funciones. Entonces podrá volver el que dio muerte a un hombre a su patria y a su casa desde donde huyó. (Josué 20, 6)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina