Gefunden 104 Ergebnisse für: Cien

  • El hombre midió la Casa, tenía cien codos de largo: en profundidad, el patio, la edificación y sus muros medían cien codos. (Ezequiel 41, 13)

  • La fachada de la Casa, que daba al patio hacia el este, tenía también cien codos de ancho. (Ezequiel 41, 14)

  • Midió la longitud de la edificación por el lado del patio trasero con sus corredores de un extremo al otro; medía cien codos. El antesantuario y el vestíbulo del atrio, (Ezequiel 41, 15)

  • Al lado norte, las salas tenían cien codos de largo y cincuenta de ancho. (Ezequiel 42, 2)

  • Frente a las salas había un corredor de cien codos de largo y diez de ancho; las entradas estaban por el norte. (Ezequiel 42, 4)

  • El largo de las salas que miraba al patio exterior tenía cincuenta codos mientras que las que estaban de frente al Templo tenían cien. (Ezequiel 42, 8)

  • Porque así dice Yavé a la gente de Israel: La ciudad de la cual salían mil hombres quedará sólo con cien, y de la que salían cien quedará sólo con diez. (Amós 5, 3)

  • La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más.» (Evangelio según San Mateo 13, 23)

  • ¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía? ¿No dejará las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar la extraviada? (Evangelio según San Mateo 18, 12)

  • Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: «Págame lo que me debes.» (Evangelio según San Mateo 18, 28)

  • Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o propiedades por causa de mi Nombre, recibirá cien veces más y tendrá por herencia la vida eterna. (Evangelio según San Mateo 19, 29)

  • Otras semillas cayeron en tierra buena: brotaron, crecieron y produjeron unas treinta, otras sesenta y otras cien. (Evangelio según San Marcos 4, 8)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina