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alas de paloma cubiertas de plata, con sus plumas color de oro. (Salmos 68, 14)
Lo hizo peor aún en su prostitución cuando vio esas imágenes de Caldeos pintadas de color rojo, de esos hombres que se veían pintados en los muros, (Ezequiel 23, 14)
Los hijos de Arvad a tu servicio custodiaban tus fortificaciones; los Guemadianos hacían guardia en tus torres, sus escudos colgando de tus muros te daban color. (Ezequiel 27, 11)
Gritando, mandó llamar a los brujos y adivinos y les dijo: «Al que entienda esta letra y me la explique, lo haré vestir de rojo, color reservado para el rey, y le pondré al cuello un collar de oro y gobernará la tercera parte del reino. (Daniel 5, 7)
El rey y sus nobles hicieron tanta bulla que la reina lo supo. Entró, pues, a la sala del banquete y dijo: «Viva el rey para siempre. Que tus pensamientos no te turben ni cambie tu semblante de color. (Daniel 5, 10)
Entonces Belsasar ordenó que le pusieran un vestido rojo, color reservado para el rey, y un collar de oro, e hizo proclamar que le asignaba el tercer puesto en el reino (Daniel 5, 29)
Hasta aquí la relación. Yo, Daniel, quedé con mis pensamientos muy turbados, se me cambió el color de la cara y guardé estas cosas en mi corazón. (Daniel 7, 28)
Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo. (Evangelio según San Mateo 27, 28)
Los soldados hicieron una corona con espinas y se la pusieron en la cabeza, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura (Evangelio según San Juan 19, 2)
El que estaba sentado parecía de jaspe y cornalina, y un arco iris de color esmeralda rodeaba al trono. (Apocalipsis 4, 3)
Salió entonces otro caballo de color rojo fuego. Al que lo montaba se le ordenó que desterrara la paz de la tierra, y se le dio una gran espada para que los hombres se mataran unos a otros. (Apocalipsis 6, 4)
Así vi a los caballos y a los que los montaban: tenían corazas color fuego, jacinto y azufre; las cabezas de los caballos son como cabezas de leones y de sus bocas sale fuego, humo y azufre. (Apocalipsis 9, 17)