Gefunden 890 Ergebnisse für: David y la religión
Dios lo resucitó de entre los muertos, y no volverá a conocer muerte ni corrupción. Pues así lo dijo: Les daré las cosas santas, las realidades verdaderas que reservaba para David. (Hecho de los Apóstoles 13, 34)
Bien saben que David, después de haber servido durante su vida a los designios de Dios, murió, se reunió con sus padres y experimentó la corrupción. (Hecho de los Apóstoles 13, 36)
Después de esto volveré y construiré de nuevo la choza caída de David. Reconstruiré sus ruinas y la volveré a levantar, (Hecho de los Apóstoles 15, 16)
Me han visto de tan cerca que, si quisieran, podrían testificar que he vivido como un fariseo en la secta más rigurosa de nuestra religión. (Hecho de los Apóstoles 26, 5)
se refiere a su Hijoque nació de la descendencia de David según la carne, (Carta a los Romanos 1, 3)
Así David felicita al que Dios cuenta entre los justos sin que sea el fruto de sus obras: (Carta a los Romanos 4, 6)
Y David dice: Que sus banquetes sean trampa y un lazo, una piedra donde caigan ellos mismos y encuentren ahí su castigo. (Carta a los Romanos 11, 9)
Estaba más apegado a la religión judía que muchos compatriotas de mi edad y defendía con mayor fanatismo las tradiciones de mis padres. (Carta a los Gálatas 1, 14)
No permitan que se lo quite quienes vienen con una religión muy temerosa y que sirven a los ángeles. En realidad sólo hacen caso de sus propias visiones y se inflan con sus propios pensamientos, (Carta a los Colosenses 2, 18)
Todo eso quiere ser sabiduría, religión, humildad y desprecio del cuerpo, pero no sirve de nada cuando la carne se rebela. (Carta a los Colosenses 2, 23)
No se dejen engañar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostasía y aparecer el adversario de la religión, el instrumento de la perdición, (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 3)
La Ley no fue instituida para los justos, sino para la gente sin ley, para los rebeldes, impíos y pecadores, para los que no respetan a Dios ni la religión, para los corrompidos e impuros, para los que matan a sus padres y para los asesinos; (1º Carta a Timoteo 1, 9)